El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace
Escritor original: Editorial Board
Traducido por: Mica Vilanova y Diego Blanco
A medida que nos acercamos al comienzo de otro semestre incierto, es importante que todos tengamos un hecho importante en mente: la pandemia COVID-19 no ha terminado. Si bien la perspectiva de nuevas vacunas ha dejado muchas esperanzas de que el final esté cerca, el país todavía está viendo nuevos casos que superan constantemente los 100.000. El Distrito de Salud de Blue Ridge (BRHD), que cubre más de 250.000 personas en Charlottesville, el condado de Albemarle y otros condados circundantes, reportó un pico en nuevos casos diarios tan reciente como el 4 de enero de este año. Los Centros para el Control de Enfermedades predicen que una nueva cepa del virus, una con mayores tasas de transmisión, se convertirá en la cepa dominante de COVID-19 en marzo. Esto es particularmente preocupante aquí en U.Va. ya que los estudiantes viven muy cerca unos de otros, tanto en dormitorios como fuera de Grounds, donde sabemos que la enfermedad tiene el potencial de propagarse aún más rápidamente.
El semestre pasado, poco más del 50 por ciento de los estudiantes que respondieron a la encuesta de The Cavalier Daily dijeron que se auto-consolaron al regresar a Charlottesville. Además, sólo el 66 por ciento de los estudiantes que posiblemente estuvieron expuestos a COVID-19 respondieron que seguían el período de cuarentena recomendado por la CDC cada vez. Esto sugiere que muchos estudiantes carecen de empatía para la comunidad de Charlottesville.
Este semestre, con un margen de error más estrecho, no podemos darnos por satisfechos. Todos comenzamos el otoño pasado con una mayor conciencia de los impactos de la pandemia, saliendo de un verano donde estaba constantemente en las noticias. Sin embargo, la Universidad luchó por adaptarse, con altos casos de estudiantes al comienzo del semestre en particular. A medida que vemos al país inquieto, debemos recordar el impacto que tiene nuestra presencia en la comunidad de Charlottesville.
Si bien la Universidad no ha cancelado todas las clases presenciales, han aumentado los requisitos de pruebas y los límites de reuniones más restringidos, lo que nos da la esperanza de que la administración esté mejor preparada para abordar COVID-19 en el próximo semestre. Sin embargo, es importante que los estudiantes que regresan a Grounds aún reconozcan el impacto peligroso que su comportamiento imprudente puede tener en el área circundante de Charlottesville. Los estudiantes pueden sentirse justificadamente frustrados por la falta de aplicación efectiva y orientación de la Universidad sobre estas políticas. Sin embargo, la aplicación administrativa debe ser el último recurso cuando se trata de cumplir con las restricciones COVID-19 . Debemos hacernos responsables en nuestros círculos personales en primer lugar.
Además, debemos reconocer el hecho de que la pandemia COVID-19, a nivel nacional y en la universidad y comunidad de Charlottesville, tiene consecuencias reales para miembros de comunidades marginalizadas. Especialmente, la población negra es desproporcionadamente afectada por la pandemia, destacando un problema más grande relacionado al acceso al sistema de salud. A pesar de ser el 13.2 por ciento de los casos de COVID-19 en el distrito de salud, la población negra es el 32 por ciento de los casos en hospitales y casi el 22 por ciento de muertes. Además, las poblaciones mayor tiene un riesgo mucho más grande cuando viene a contraer el virus, mientras que esos en el grupo de 20-29 años componen la porción más grande de casos de COVID-19 en la comunidad, es la población mayor que es la más afectada por hospitalizaciones y muertes. Cuando los estudiantes se comportan de forma irresponsable, deben reconocer que directamente están poniendo a miembros de esa comunidad en riesgos aún más altos, esto incluye compañeros de salón, colegas, facultad y empleados universitarios y miembros de la comunidad de Charlottesville.
Sin embargo, la responsabilidad no cae plenamente en los estudiantes. La administración de la Universidad tiene una responsabilidad no solo para mantener a sus estudiantes seguros, sino también para hacer todo lo que puedan para mantener la comunidad de Charlottesville segura. Por ende, la Universidad debe trabajar para expandir sus opciones de pruebas de COVID-19 para incluir miembros de la comunidad para que aquellos en las comunidades adyacentes que son afectados por los estudiantes regresando a Grounds puedan mantenerse informados y seguros. Actualmente, las pruebas comunitarias en Charlottesville a través de la asociación de la universidad con el BRHD ocurren tres días a la semana, dos de esos días durando dos horas o menos. Adicionalmente, la lluvia ha causado la cancelación de dichos eventos de pruebas en el pasado, limitando el nivel de acceso para una opción de prueba. Por ende, miembros de la comunidad aún no tienen acceso para hacerse pruebas de COVID-19 del sistema de salud universitario.
Los estudiantes regresando a Grounds para el semestre de primavera deben recordar a actuar responsablemente para asegurar un contagio limitado del virus. Los estudiantes se están haciendo pruebas una vez a la semana, con opciones de alojamientos en cuarentena para aquellos que salen positivos. Los residentes de Charlottesville, por otra parte, no tienen este mismo apoyo. Toma esto en consideración cuando rompe las reglas de precaución de COVID-19. El regreso a Grounds pone a la comunidad de Charlottesville en un riesgo más grande de infección. No sea egoísta y no le dé prioridad a la fiesta sobre la vida de la comunidad.
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