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Challah for Hunger lucha contra la inseguridad alimentaria un pan a la vez

La organización hornea jalá de sabores desde cero cada semana, donando los ingresos a las organizaciones dedicadas a la lucha contra el hambre

Challah for Hunger estableció una tienda en el Lawn todos los jueves de 10 a.m. a 2 p.m., vendiendo pan de jalá recién horneado de una variedad de sabores deliciosos a los estudiantes hambrientos caminando hacia y desde sus clases.
Challah for Hunger estableció una tienda en el Lawn todos los jueves de 10 a.m. a 2 p.m., vendiendo pan de jalá recién horneado de una variedad de sabores deliciosos a los estudiantes hambrientos caminando hacia y desde sus clases.

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace

Escritxr original: Alexa Kamm

Traducido por: Mica Vilanova y Isabella Sheridan

Todos los jueves de 10 a.m. a 2 p.m., Challah for Hunger [Jalá por Hambre] estableció una tienda en el Lawn, vendiendo pan de jalá recién horneado en una variedad de sabores deliciosos a los estudiantes hambrientos caminando hacia y desde clases. Las ganancias de cada venta se dividen equitativamente entre Swipe out Hunger - una organización sin fines de lucro nacional que se centra en la inseguridad alimentaria en los campus universitarios - y el Blue Ridge Area Food Bank  [Banco de Alimentos de la Zona Blue Ridge].

Fundada en el 2004 en Scripps College por Eli Winkelman, Challah for Hunger se ha expandido a nivel nacional y mundial en los últimos 17 años. El capítulo de la Universidad de CfH - establecida en 2011 - es sólo uno de los más de 80 capítulos que pertenecen a los campus de los EE.UU., Canadá, Reino Unido y Australia. La organización busca abordar y combatir la inseguridad alimentaria a nivel local y nacional mediante la participación en actividades centradas en el pan de jalá, que es nativo de la tradición judía.

“[Nosotros] nos preocupamos por la defensa y la concienciación sobre la inseguridad alimentaria, tanto en la comunidad como en las universidades. Creo que la gente no es realmente consciente de cuántos estudiantes en los campus universitarios, incluyendo U.Va., tienen inseguridad alimentaria”, dijo Sydney Levy, estudiante de segundo año de la Universidad y presidente de las ventas semanales. “[Queremos] compartir esto a través de la lente judía de hornear jalá y compartir nuestra cultura con la gente”.

Poner jalá en manos de estudiantes universitarios y miembros de la comunidad es un proceso de tres días de duración. Con manos cubiertas de masa y delantales espolvoreados de harina, miembros de CfH y voluntarios que no son miembros se unen para hacer la masa jalá todos los martes a las 4 p.m. en el Centro Judío de Brody. La masa se trenza y se hornea los miércoles a las 4 p.m. La venta de jalá tiene lugar los jueves en el Lawn Sur, pero el grupo también vende panes en la Congregación Beth Israel - situada a las afueras de Downtown- los miércoles por la noche.

Con restricciones reducidas de COVID-19, Challah for Hunger es capaz de volver a sus operaciones normales este semestre. A diferencia de años anteriores, los ejecutivos y voluntarios deben vacunarse y llevar máscaras.

La organización acepta pedidos anticipados de jalá hasta la noche del lunes y hace panes adicionales en anticipación de andantes ansiosos durante el jueves. Mientras que el grupo principalmente hace ventas en el Lawn y en la Congregación Beth Israel, hay otras oportunidades para vender jalá.

“También tenemos ventas especiales”, dijo AJ Eustace, estudiante de tercer año de la Universidad y vicepresidente de ventas. “Hace unas semanas hicimos una venta especial por los dormitorios viejos, donde hicimos jalás en miniatura, y los vendimos en frente de O'Hill”.

En una semana normal sin ventas especiales, el promedio de ventas de jalá es entre $300 a $350 dólares. Los panes saborizados se venden por $4 y panes sencillos se venden por $3. Los sabores básicos incluyen simple, chispas de chocolate, azúcar de canela y romero de ajo junto con un sabor especial que varía cada semana. El especial de la semana pasada fue ‘bagel con todo’. Los miembros están constantemente en busca de nuevos sabores para agregar a la mezcla, sin restricciones ya que todas las recetas de CfH son suyas.

"Una vez cada diciembre hacemos una prueba de sabor", dice Eden Olsberg, estudiante de cuarto año del Colegio y coordinadora de ventas especiales. "Probamos [los sabores y] decidimos cuáles serán añadidos a la rotación para el siguiente semestre y el próximo año. Es muy divertido y se puede ser muy creativo".

La organización, compuesta por una junta ejecutiva de 11 personas, también abre el proceso de creación de jalá a voluntarios que no son miembros, sin necesidad de inscribirse previamente. La noticia se difunde principalmente a través de su Instagram @challahatuva.

La estudiante de primer año del Colegio Mary Ellen Schuster se ofreció como voluntaria por unas horas el pasado martes para ayudar a hacer la masa.

"Me enteré [de Challah for Hunger] a través de su Instagram", dijo Schuster. "Me encanta hornear y me encanta el jalá, así que me dije: 'Oh, voy a intentarlo’. Fui la primera semana. Hice el horneado de la masa y fue muy divertido".

Además de participar en el proceso de producción, las personas que no son miembros pueden involucrarse de otras maneras. La mayoría de los miembros de Challah comienzan como representantes de los dormitorios en su primer año, educando a sus compañeros de residencia sobre Challah for Hunger y su misión de alivio del hambre. Durante el semestre de primavera, normalmente en abril, se presentan aplicaciones  y se realizan entrevistas para los puestos ejecutivos. 

La pandemia trajo varios desafíos a la organización. Antes de la pandemia, el grupo producía una media de 150 panes por semana. Este año se han comprometido a volver a alcanzar esa cantidad con la ayuda de voluntarios.

"El año pasado fue realmente diferente porque no pudimos estar aquí físicamente", dijo Nicole Ralsgard, estudiante de cuarto año del Colegio y presidente. "En lugar de comprar el pan de jalá, ideamos un libro de cocina, y vendimos el libro de cocina. Y luego empezamos a vender un kit de hornear junto con el libro de cocina, para poder [hornear la jalá] en casa". 

A pesar de los obstáculos de la pandemia de Coronavirus, Challah for Hunger logró recaudar más de 1.000 dólares para el Banco de Alimentos de la Zona Blue Ridge el año pasado a través de la venta de su kit de jalá y del libro de cocina, junto con una recaudación de fondos a través de un bingo en Instagram. Este año, el club se enfrenta a dolores de ajuste al salir del año remoto.

"Sólo unos pocos de nosotros [el equipo ejecutivo] estábamos en Challah antes de la pandemia [y] sabemos cómo realmente funcionan las operaciones", dijo Olsberg. "Sólo ha implicado que los que hemos estado aquí desde el principio aumentamos nuestro rol, lo que todos estamos contentos de hacer por una organización que amamos".

En el futuro, Challah for Hunger espera combinar sus operaciones habituales con algunas de sus prácticas durante la pandemia. Esto incluye la reanudación de la venta de libros de cocina y el aumento de campañas en las redes sociales y las campañas educativas. Independientemente de los cambios en la logística, Levy confirmó que la promoción y la concientización sobre la inseguridad alimentaria, así como compartir la cultura judía a través de jalá, sigue siendo la vanguardia de su misión.

"La gente no está realmente consciente de la cantidad de estudiantes en los campus universitarios, incluida la U.Va., que sufren de inseguridad alimentaria", dijo Levy. "Otra parte de esto es querer compartir este mensaje a través de la lente judía de hornear jalá y compartir nuestra cultura con la gente, así que ... enseñar sobre la inseguridad alimentaria a través de esta organización judía [es] nuestra misión".

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Ahead of Lighting of the Lawn, Riley McNeill and Chelsea Huffman, co-chairs of the Lighting of the Lawn Committee and fourth-year College students, and Peter Mildrew, the president of the Hullabahoos and third-year Commerce student, discuss the festive tradition which brings the community together year after year. From planning the event to preparing performances, McNeil, Huffman and Mildrew elucidate how the light show has historically helped the community heal in the midst of hardship.