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Escritora original: Grace Duregger
Traducido por: Chelsea Edwards e Isabella Sheridan
Aunque el camino de cada estudiante hacia la graduación es diferente, todos comienzan igual: como estudiantes de primer año rebosantes de energía y entusiasmo. La vida de un estudiante de primer año sigue una estructura uniforme—viajar a las clases a pie, navegar por los dormitorios con los compañeros de cuarto y obtener cada comida de los comedores. Sin embargo, esta rutina aparentemente sencilla se complica debido a las inadecuadas opciones de comida en la Universidad. Actualmente, no hay suficientes alternativas para que las personas con restricciones dietéticas se nutran sólo en los comedores. Hay que tener en cuenta la salud de todos los estudiantes—se debe poner más énfasis en el aumento de las opciones de menú, no solo para aquellos que lo deseen, sino para aquellos que lo necesitan.
La mayoría de los estudiantes no tienen que preocuparse por su proximidad a las opciones de comida en Grounds, ya que los tres comedores principales—Observatory Hill, Runk y Fresh Food Company—están convenientemente situados cerca de las tres principales zonas de residencia. Aunque su proximidad es beneficiosa para los estudiantes, su contenido no lo es. El servicio de comedor de la Universidad declara que es “apasionado por los programas de comedor que facilitan el comer bien, y por los programas de nutrición y bienestar que crean una cultura de salud y bienestar”. Sin embargo, su menú rara vez refleja este objetivo.
Los estudiantes con necesidades dietéticas particularmente sufren de esta deficiencia alimentaria. Las opciones veganas y vegetarianas representan sólo el 30% de los menús de los comedores de la Universidad. Para los estudiantes de primer año que son veganos y vegetarianos quienes están obligados a comprar un plan de comidas, comer de sólo un tercio de un menú no puede ser una forma de vida sostenible. Y eso es antes de tener en cuenta las preferencias alimentarias de un individuo, que sólo disminuirá ese porcentaje aún más. Lo más importante es que la disminución de la alimentación puede conducir a una ingesta insuficiente de nutrientes que representa graves riesgos para la salud. Si los estudiantes no regularmente comen comidas nutritivas, pueden llegar a estar desnutridos, lo que afecta a la función y recuperación de cada sistema de órganos del cuerpo. El sitio web de los servicios de comedor de la Universidad aborda las necesidades dietéticas especiales, pero sólo anima a las personas a reunirse con un gerente para una mayor discusión. Esto no debería ser necesario—los estudiantes ya pagan por los servicios de comedor. No deberían ser responsables por crear menús personalizados además de eso. Es imperativo que la Universidad aborde esta falta de opciones veganas y vegetarianas para garantizar la salud y la seguridad del alumnado. Actualmente, sus intentos de atender a todos los estudiantes son, en el mejor de los casos, poco entusiastas.
No solo se deben satisfacer las necesidades dietéticas sino también las religiosas. No hay distinciones para las dietas religiosas, como opciones Kosher (dieta que conforma a la ley judía) y Halal. La ignorancia de la Universidad hacia la ley religiosa, en el contexto de la disponibilidad de comida, no solo es irrespetuosa sino también inmoral. Para una institución que afirma “apoyar una comunidad colaborativa y diversa” su situación actual de comida es pésima.
Reestructurar los menús del servicio comedor de la Universidad es realizable. La Universidad de Emory provee una experiencia de comida diversa para todos los estudiantes a pesar de todas necesidades dietéticas, ofreciendo una estación vegana con almuerzos y cenas completamente basada en plantas, además de una estación sin gluten que provee comida preparada en una parte completamente separada de la cocina. Los estudiantes también tienen las opciones Kosher y Halal que pueden ser situadas con iconos descriptivos en cada menú. Esas facetas de la experiencia de comida de Emory pueden traducirse en algo tan grande como una estación sin gluten o tan pequeña como simplemente añadiendo más opciones amigables con la dieta a los menús del servicio comedor de la Universidad.
La salud y el bienestar del cuerpo estudiantil están actualmente en juego. La Universidad debe abordar la falta de opciones del menú suficientes en Grounds y debe hacer un cambio. No es una solicitud irrazonable vivir en un ambiente que abastece a las necesidades dietéticas, no, fundamentales, de su comunidad.
Grace Duregger es una Columnista de Opinión en The Cavalier Daily. Puede comunicarse con ella en opinion@cavalierdaily.com.
Las opiniones expresadas en esa columna no son necesariamente las de The Cavalier Daily. Las columnas solamente representan los puntos de vista de los autores.