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ROBBINS: Las especialidades selectivas perpetúan una cultura tóxica

La declaración de objetivos de U.Va. insiste en el intercambio abierto de ideas, pero especialidades selectivas socavan esto

La Universidad debe de crear un espacio para tropiezos académicos en sus procesos de admisiones para estas especialidades selectivas, y también debe garantizar la creación de programas similares para estudiantes que últimamente no son aceptados.
La Universidad debe de crear un espacio para tropiezos académicos en sus procesos de admisiones para estas especialidades selectivas, y también debe garantizar la creación de programas similares para estudiantes que últimamente no son aceptados.

El artículo no expresa las opiniones o posiciones de los traductores. El artículo es una versión traducida del artículo que se encuentra a continuación: enlace

Escritora original: Hailey Robbins 

Traducido por: MJ Corvalan y Leon Arceo

Mientras las vacaciones de primavera se acercan y los exámenes, ensayos y proyectos se ciernen sobre las cabezas de los estudiantes cada febrero y marzo, hay más de la cantidad regular de estrés académico. Aparte de la preocupación normal sobre estudiantes—calificaciones, encontrar pasantías y planificar el futuro—muchos estudiantes de universidad se preocupan por tener la oportunidad de estudiar lo que aman. Con la Escuela de Liderazgo y Políticas Públicas Frank Batten y la Escuela de Comercio McIntire lanzando sus decisiones de aceptación alrededor de esta hora, los estudiantes sienten más que nunca que sus futuros están en juego. Este miedo de asegurar el futuro académico de uno se siente fuera de lugar en una universidad que enfatiza los ideales de exploración académica y excelencia tan fuertemente. 

El hecho de que debe haber opciones alternativas, por ejemplo, estudiando la economía en oposición al comercio, o estudiando el gobierno en oposición a políticas públicas y liderazgo, hace poco para remediar la exclusividad de especializaciones basadas en aplicaciones. Las descripciones de los programas de estudio para las especialidades revelan las sorprendentes diferencias entre los campos académicos, el programa de la Economía es “el estudio de cómo personas hacen decisiones y esperar que mercados sirvan” mientras que el programa de Comercio es un autodescrito como enfocando en “aprendizaje aplicado, resolución de problemas empresariales del mundo real y búsqueda de nuevas perspectivas”. Estos programas claramente tienen diferentes objetivos, emplean diferentes estrategias y se enfocan en diferentes conjuntos de valores, que no son intercambiables. Por lo tanto, no hay un equivalente real para un estudiante que ha sido rechazado del más selectivo programa de Comercio, y lo mismo va para el programa de Políticas Públicas y Liderazgo. 

La selectividad de estos programas parecen ir directamente contra la misión autodeclarada de la Universidad, la cual expresa una visión de desarrollar el potencial de “estudiantes talentosos de todos los ámbitos de la vida”. En las propias palabras de la Universidad, ellos quieren permitir a estudiantes de todos los orígenes poder alcanzar su máximo potencial. La declaración de la misión también expresa la dedicación de la Universidad “al libre y colegial intercambio de ideas”.  A pesar de esto, los programas selectivos son todo lo contrario a libre e inclusivo. Una reciente columna de la columnista de Opinión Alexandra Shevloff destaca la tensión entre los objetivos previstos de la Universidad por libre exploración académica y la estructura académica que prohíba el aprendizaje basado en la pasión. Yo estoy completamente de acuerdo y también argumento que son las especialidades selectivas que perpetúan la necesidad de desviarse de las pasiones de uno para lograr excelencia académica.   

Sin embargo, si la Universidad va a enfatizar el “intercambio de ideas libre y colegiado”, deben haber opciones alternativas que realmente permitan a todos los estudiantes a estudiar en sus áreas de interés. Actualmente, el proceso de solicitud basa la admisión en las calificaciones y el éxito en los primeros tres semestres universitarios de un estudiante, durante los cuales los estudiantes también deben equilibrar el ajuste radical a la vida universitaria. Aún más, este período de transición puede ser especialmente desafiante para los estudiantes de primera generación y de transferencia. El proceso de solicitud actual no tiene en cuenta que muchos solicitantes todavía están creciendo académicamente. Cualquier tropiezo académico, incluso si es causado por problemas de la vida y ajustes universitarios, se ve negativo en una solicitud. Por ejemplo, el apéndice de la solicitud de la Escuela Batten permite un lugar para explicar los tropiezos académicos—retiros de cursos, brechas en el registro académico, cargas de cursos livianas—pero aún así afectan negativamente las posibilidades de uno. 

Además, para ser admitidos en la Universidad a través de un proceso altamente competitivo, los estudiantes tienen que trabajar para equilibrar una carga de cursos académicos desafiantes con el compromiso de actividades extracurriculares, deportes, trabajos y vida familiar durante la escuela secundaria e incluso entonces a veces son rechazados. Una vez aceptados, los estudiantes se ven obligados a permanecer bajo un estrés académico increíble si están interesados en postularse para una especialización selectiva. Debido a que los estudiantes a menudo están tan concentrados en postularse para tales especializaciones en sus primeros dos años en la Universidad, dudan en expandir sus horizontes académicos o experimentar en otras áreas de estudio por temor a obtener una calificación que afecte negativamente su GPA. El enfoque en las calificaciones disuade a los estudiantes de buscar ese “intercambio de ideas libre y colegiado” que la declaración de la misión de la Universidad promueve tanto. Uno no puede sentirse “libre” para explorar cuando su capacidad para estudiar lo que puede ser su verdadera pasión depende de las métricas numéricas en lugar del impulso y la exploración. Por lo tanto, ¿Las carreras basadas en aplicaciones no restringen el libre intercambio de ideas y prohíben que los estudiantes que no son aceptados alcancen su máximo potencial?  

Si vamos a tener programas tan exclusivos, los estudiantes que no son aceptados deben tener un plan de respaldo alcanzable y de apoyo que les permita explorar sus campos deseados y lograr sus objetivos. Los estudiantes deben poder explorar académicamente sin que su éxito dependa de un proceso de admisión que a veces parece arbitrario y subjetivo. En la práctica, Batten, Comercio, y muchos otros programas basados en aplicaciones de la Universidad perpetúan una cultura de exclusividad y elitismo. Si bien son programas maravillosos, su selectividad impide que muchos estudiantes prosperen intelectualmente a partir de su programación. Los estudiantes que son aceptados en estos programas selectivos son dignos de sus puestos, pero ¿Quién puede decir que los estudiantes que no son seleccionados no son tan apasionados y motivados? Para mantener la declaración de la misión de la Universidad de exploración académica, libre intercambio de ideas, y permitir que los estudiantes alcancen su máximo potencial, la Universidad debe crear espacio para tropiezos académicos en sus procesos de admisión para estas especializaciones selectivas, y también debe garantizar la creación de programas similares para estudiantes que finalmente no son aceptados. 

Hailey Robbins es una escritora de opinión en The Cavalier Daily. Puede contactarse con ella en opinion@cavalierdaily.com.

Las opiniones expresadas en esta columna no son necesariamente las de The Cavalier Daily. Las columnas representan únicamente las opiniones de los autores. 

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