Ha pasado casi un año desde que el alumnado votó a favor de reformar el sistema de sanción única del Comité de Honor, el cual tiene 180 años de antigüedad. Los últimos acontecimientos sugieren que el progreso que presenciamos el semestre pasado puede estar en peligro. La semana pasada se presentaron cuatro propuestas en preparación para cuando finalmente se redacte una constitución de sanciones múltiples. Si bien reconocemos la necesidad de un sistema de sanciones múltiples, estas propuestas, al igual que el proceso que las produjeron son profundamente problemáticas. Mientras el Comité siga operando con falta de transparencia, no se lograrán verdaderos avances en su sistema.
El otoño pasado, el Comité anunció que celebraría una Convención Constitucional para solicitar opiniones sobre un sistema de sanciones múltiples. El Comité invitó a delegados de las Organizaciones Independientes Contratadas (CIOs) a participar en la convención. Esta invitación fue una sola frase al final del correo electrónico en el que se anunciaba la Convención y que pedía a las CIOs que enviaran un correo electrónico al Comité si estaban interesadas en asistir. De los cientos de CIO presentes en la Universidad, 30 se pusieron en contacto. El Comité no hizo ningún intento público perceptible de dar más publicidad a su invitación. Las organizaciones con estatus especial — incluido el Comité Judicial Universitario, que actualmente opera bajo un sistema de sanciones múltiples y lo ha hecho durante años — también fueron excluidas. El objetivo de la Convención era solicitar opiniones y redactar un borrador para un sistema de sanciones múltiples, pero la falta de preparación del Comité llevó finalmente a los delegados a elaborar propuestas a puerta cerrada días antes del comienzo de este semestre.
La primera propuesta propone que un panel de personas que no son parte del Comité condene a los estudiantes bajo uno de dos posibles estándares: “evidencia clara y convincente” o “más allá de toda duda razonable”. A continuación, un panel independiente compuesto por todos los miembros del Comité decidirá la sanción adecuada en función del estándar de condena. La segunda propuesta integra lso dos paneles de la misma manera, pero las sanciones disponibles se determinan en función de si el veredicto inicial de culpabilidad fue unánime o no — “toda la gama de sanciones” sólo está disponible cuando el panel de culpabilidad es unánime. En contraste con las dos primeras, la tercera propuesta propone que el panel que determina la culpabilidad también debe incluir a miembros del Comité. En la última propuesta, un grupo de miembros y no miembros del Comité deciden tanto la culpa como la sanción.
Si te costó entender esto, no estás solo. Al igual que con la Convención, el Comité no ha intentado explicar nada sobre estas propuestas al cuerpo estudiantil. Son increíblemente confusas y, además, cada una de ellas está plagada de problemas. Las sanciones deberían ser proporcionales a la infracción cometida, no al estándar de evidencia o al número de votos a favor de la condena. Las propuestas tampoco son éticas: tener un panel que condene a los estudiantes y otro que los sancione puede generar grandes malentendidos entre ambos grupos. Un sistema de dos paneles también puede alargar el ya notoriamente largo proceso de los casos. Si bien las propuestas son problemáticas, son solo un reflejo del sistema que condujo a su creación.
Al fin y al cabo, estas son solo propuestas, redactadas por estudiantes mal preparados y con poco tiempo. El Comité debe reconocer que las ideas presentadas en estos planes no contemplan el sistema multi sancionatorio que amerita el cuerpo estudiantil. Nos oponemos con vehemencia a cualquier constitución que solo se centre en castigar a los estudiantes y destruir sus carreras académicas. Las sanciones únicas para todos, como las anotaciones permanentes en los expedientes académicos o las ausencias de dos semestres, son demasiado punitivas y meramente reactivas. Una nueva constitución debería permitir que el Comité mantenga en suspenso este tipo de medidas punitivas, a fin de impedir futuras violaciones del código de honor. El Comité debe enfocarse principalmente en crear nuevas sanciones que ayuden a los estudiantes condenados a aprender de sus errores mientras reconstruyen la confianza dentro de la comunidad, al igual que el proceso que ya utiliza el Comité Judicial de la Universidad. Reformas de esta naturaleza fomentarían un sistema de justicia que reconozca los matices y promueva la restauración.
Seamos claros: necesitamos un sistema de Honor que reconozca que no hay dos situaciones iguales y que todos merecen una segunda oportunidad. La educación preventiva siempre es más eficaz que los castigos reactivos. Si bien apreciamos los esfuerzos recientes del Comité para repensar cómo salvaguardamos nuestra Comunidad de Confianza, este proceso no tendrá éxito si se basa en estas propuestas defectuosas producidas por una lista de delegados no representativos. El Comité debe trabajar para aumentar la transparencia si quiere lograr los cambios necesarios: enmendar la constitución a puertas cerradas limita la exposición al cuerpo estudiantil, y no votaremos por una constitución que no entendemos. Este momento es una oportunidad para crear un sistema que sea representativo, accesible y rehabilitador. Estamos al borde de un nuevo comienzo para el Comité. Los miembros del Comité deben decidir si quieren que el próximo capítulo sea mejor que el anterior.